Cueva de Valporquero
- ESTÁ USTED EN:
- INICIO >
- LA CUEVA >
- Historia
HISTORIA
LA CUEVA DE VALPORQUERO Y SU HISTORIA.
A 1.309m de altitud, bajo el pueblo de Valporquero de Torío, el corazón de la montaña leonesa abre una inmensa boca por la que, acompañados de un cristalino arroyo, podemos descubrir ocultas e increíbles maravillas subterráneas.
Caminos, puentes, escaleras y multitud de focos nos acompañan durante más de 1km de recorrido, permitiéndonos admirar la gran obra de arte que la naturaleza ha ido modelando durante más de un millón de años.
Estalactitas, estalagmitas, coladas y columnas de diferentes brillos y colores se suceden a lo largo de siete salas visitables.
Historia de la Cueva
Hace más de un millón de años, en el Pleistoceno de la era Cuaternaria, cuando el hombre iniciaba su andadura por la Tierra, las frías aguas del arroyo de Valporquero empezaron a colarse a través de los poros, fisuras y grietas de la roca caliza, disolviendo sus entrañas lenta y tenazmente, abriéndose el corazón de la montaña leonesa para descubrirnos las increíbles maravillas subterráneas.
Dimensiones inesperadas y volúmenes descomunales van abriendo un sendero repleto de luces y sombras, permitiéndonos admirar miles de formaciones calizas esculpidas por la mano caprichosa del tiempo, con sus formas, tamaño, brillos y colores diferentes que se suceden a lo largo de las siete salas visitables.
Una vista espectacular, que se hace más grandiosa si cabe en primavera y otoño, con el deshielo y las lluvias que llenan el arroyo de Valporquero, produciendo una ensordecedora sinfonía por el correr del agua dentro de las salas de la Cueva.
La Cueva de Valporquero abrió sus “puertas” al público en general en el año 1966, después de una ingente tarea de acondicionamiento e iluminación llevada a cabo por la Excelentísima Diputación de León.
Desde entonces, bajo la gestión de esta institución, y siempre acompañados de guías conocedores del medio, vienen ofreciendo a los visitantes la oportunidad de adentrarse en la profundidad de la montaña y disfrutar de un paisaje de estalactitas, estalagmitas, coladas y columnas que a lo largo de miles de años el agua ha ido esculpiendo de una manera lenta pero constante hasta conformar el paisaje único que ofrece esta Catedral subterránea en el corazón de la montaña leonesa.
Una invitación a la contemplación y el conocimiento de la historia de la tierra es lo que el visitante puede encontrar en este paraje privilegiado, aunando ocio y cultura en el recorrido a lo largo de las salas que ofrece la Cueva, dejando volar la imaginación y sumergiéndose en un “viaje al centro de la Tierra”.